¿Puede un burro ser trágico?
Javier Cortines
Te advierto, quienquiera que seas tú, que deseas sondear los arcanos de la naturaleza, que si no hallas dentro de tí mismo aquello que buscas, tampoco podrás hallarlo fuera (…) Hombre, conócete a ti mismo y conocerás el universo y los dioses. (Inscripción en el templo de Apolo en Delfos)



Respecto a la religión, pensaba lo mismo que toda persona inteligente de cualquier siglo. Solía recalcar: “Yo no sé si existen los dioses, pero mi experiencia diaria me dice que ni se ocupan ni preocupan de nosotros”.
También se preguntaba ¿Puede el Demiurgo (El Dios creador) prevenir la maldad y no lo hace? Entonces es perverso.
Los epicúreos pensaban que la muerte no existía pues, argüían: “Cuando yo estoy, ella no está. Y cuando ella está, yo no estoy”, por lo tanto, es imposible coincidir con “el joven Thanatos”.

1La sentencia ¿Puede un burro ser trágico? Está sacada del “El crepúsculo de los ídolos” de Nietzsche.
2 Curiosamente el coronavirus podría venir de ese quiróptero volador que planea, con las alas de la inmoralidad y la avaricia de las multinacionales farmacéuticas y Cia, sobre este planeta de destino incierto.
3Esa cita es mía.
4Aunque la mayor parte de la obra de Epicuro se ha perdido, muchos de sus textos fueron recogidos y citados por Séneca (Cartas a Lucilio), Diógenes Laercio, el poeta latino Lucrecio, etc.
5En mi obra “El robot que amaba a Platón” describo con documentación histórica el mundo de las “hetairas griegas”, por lo general mujeres bellas y cultas, algunas de las cuales fueron excelentes filósofas, que hacían de modelo a escultores famosos que cincelaban a las diosas olímpicas reproduciendo a sus musas de carne y hueso.